¿Cómo se origina una enfermedad mental?, ¿hasta qué punto un trastorno mental puede ocasionar una enfermedad mental?, ¿cómo puede afectar a los adolescentes?, ¿por qué sigue siendo un tema tabú reconocer que acudimos al psicólogo? A esta y a otras interesantes cuestiones contesta en este artículo nuestro psicólogo y Responsable del Departamento de Orientación del Colegio Amanecer de Alcorcón, Javier Rueda, quien durante la conversación nos habló también del concepto de salud integral, como canalizador para una vida sana del individuo a nivel físico y emocional.
En numerosas ocasiones, tendemos a confundir o a equiparar el trastorno y la enfermedad mental, cuando son dos conceptos que, aunque puedan estar asociados, hay que diferenciar, tal y como nos explica Javier: “Hablar de salud mental es todavía un tema tabú en nuestra sociedad y, por ello, a veces no discriminamos entre una y otra. La diferencia fundamental estriba en el nivel de afectación. No todo trastorno acaba siendo una enfermedad mental, pero una enfermedad mental sí puede tener su origen en un trastorno mental. El trastorno está asociado a la salud psicológica y, en un momento puntual de nuestra vida, podemos tener un trastorno de estrés o ansiedad que, si se agudiza, puede derivar en un cuadro de enfermedad mental”, aclara.
Cuando preguntamos a Javier Rueda por cuáles son los principales trastornos y enfermedades mentales que se producen en los niños y adolescentes, nos comenta que “aquí entra en juego lo que consideramos como normal o anormal. Los trastornos y las enfermedades mentales tienen que ver con el contexto. Por ejemplo, los trastornos de conducta alimenticia, en su versión de anorexia o bulimia, son característicos de la adolescencia. Pero, además de ser una etapa en la que los jóvenes tienen inseguridad sobre su imagen, es también un periodo de conexión con las emociones y, en este sentido, hay trastornos por estrés o depresión. Las etiquetas y el diagnóstico son claves para catalogar y comprender los síntomas, pero debemos tener especial cuidado en la adolescencia, porque estamos ante una persona en pleno proceso de descarga, no desarrollada todavía mental ni físicamente. Es un proceso de gran transformación y cambio, por lo que hay que ser muy prudentes con las etiquetas”, subraya nuestro responsable del Departamento de Orientación.
Cuando la ficción ayuda a entender la enfermedad mental
Hemos leído, durante estos meses, que el periodo de confinamiento en casa, debido a la pandemia provocada por el covid19 ha provocado diversos cambios y trastornos mentales en una parte de la población. En opinión de Javier, “los trastornos y afecciones suelen suceder de forma invisible, de ahí lo difícil de saber si han aumentado durante esta etapa de confinamiento. Con lo que hay que tener cuidado, durante este periodo, es con la desconexión social y la falta de comunicación, que pueden estar en la base del trastorno y la enfermedad mental. Estamos dejando de tener contacto físico y real, abusando de las relaciones virtuales, la conexión con grupos sociales y el periodo se alarga. Es por ello que debemos cuidar y ser sanos con nuestros niveles de convivencia en las relaciones sociales, porque las dificultades se agudizan en nuestra salud mental”, aclara.
El fenómeno de las series de televisión lleva años conviviendo con una parte importante de la población y nuestra presencia delante de la pantalla de televisión o del ordenador se ha agudizado durante el confinamiento en casa. Al hilo de ello, y del tema que estamos tratando, Javier Rueda nos aconseja varias series cuya temática principal versa sobre la enfermedad mental en jóvenes y adolescentes. “Muchas veces, la ficción ayuda a visibilizar realidades sobre las que no solemos hablar o mostrar, como es el tema de la enfermedad mental.”, apunta.
Son varias las series de televisión que destaca y aconseja Javier:
. “En Terapia”: muestra la vida y el trabajo semanal de un terapeuta que, además, también va al psicólogo, “porque los psicólogos también necesitamos trabajar nuestros niveles de transferencia y contratransferencia, poder descargar emociones. Y acudir al psicólogo es también una medida preventiva”, recalca.
. “Euphoria”: serie dura y compleja que visibiliza las dificultades relativas a las adiciones, depresiones y cuestiona, de forma sana y ajustada, las etiquetas y la medicalización.
. “Skam España”: narra la relación de unas amigas de clase de 2º de Bachillerato, una de ellas con trastorno bipolar. La serie rompe el tabú y visibiliza la enfermedad mental, cómo reaccionan el resto de iguales ante la realidad de la enfermedad mental.
. “Crazy exgirlfriend”. En esta serie, que es también un musical, la protagonista tiene la etiqueta de “la loca” pero, en vez de verlo como algo negativo, asume el diagnóstico como positivo, ya que para ella es beneficioso entender lo que le ha pasado. Aquí la ficción ayuda a construir la realidad, ofrecer modelos, personas que acuden al psicólogo con total normalidad y que pueden vivir su debilidad.
Si anteriormente aclaramos la diferencia entre la enfermedad y el trastorno mental, también conviene diferenciar entre el trabajo que realiza un psicólogo y un psiquiatra, algo que no todo el mundo diferencia. Rueda lo explica así: “Lo primero que tenemos que saber es lo que representa uno y lo que representa el otro”, esgrime Javier, quien afirma que “los psicólogos no prescribimos medicación, esto es labor del médico, pero sí seguimos el curso de la medicación. Muchas veces se critica la atención psiquiátrica porque la visita termina con una medicación y hay que decir que la química de la medicación funciona y hace su labor, pero muchas veces es fundamental el trabajo terapéutico, el proceso de terapia, y aquí es donde el psicólogo complementa al psiquiatra”.
A pesar de los avances en materia de atención y comprensión psicológica de nuestra sociedad, en muchos ámbitos aún sigue siendo un tema tabú el decir o reconocer que vamos al psicólogo o al psiquiatra. Para Javier Rueda la respuesta reside en el hecho de que “a muchas personas todavía les genera un sentimiento de vergüenza e incluso de culpabilidad. El concepto de normalidad es un concepto muy vencido. Enfermedad se lo hemos llamado a tantas situaciones a lo largo de la historia que luego, revisadas, nos hemos dicho que cómo es posible que a esta persona se la catalogase como enferma. Es un concepto muy cultural”, apostilla.
Pero también hay un concepto de normalidad que es el subjetivo y que Javier describe así: “La persona sabe cuándo adaptativamente no se encuentra como el resto. Todos sabemos reconocer cuándo nos pasa algo y, reconocer una dificultad a veces está asociado a vergüenza o culpa. Tampoco ayuda el hecho de que históricamente, la enfermedad mental ha sido ocultada y vivida con vergüenza. Hemos conocido casos en el siglo pasado de familias que, por vergüenza, escondían en un manicomio a miembros de la familia con problemas mentales por vergüenza a reconocer su existencia”, relata con cierto estupor.
Cada día damos más importancia a nuestra calidad de vida, cómo índice para optimizar y equilibrar nuestra salud física y mental. Es precisamente aquí donde entra en juego el concepto de salud integral y que para Javier es fundamental porque “la enfermedad no es algo que tengamos que estar esperando. Hay una serie de pautas para una vida sana y esta debe ser integral, no solo física. Es cierto que el recipiente de nuestro cerebro es nuestro cuerpo. Cuando nos ejercitamos físicamente también cuidamos de nuestra salud mental y viceversa. Si somos capaces de cuidar nuestros niveles de comunicación como ha sucedido durante el confinamiento, trabajamos nuestra salud mental y física. Cuidar nuestro cuerpo es cuidar nuestro cerebro y cuidar nuestras emociones y nuestro nivel de salud emocional, es cuidar también nuestro cuerpo. No hay más que analizar, por ejemplo, que cuando tenemos tensiones emocionales como el estrés o la ansiedad, se traducen, a nivel físico, en pinchazos, pinzamientos, dolores musculares y estomacales, etc”, recalca y concluye nuestro psicólogo.
Salud Integral: . Cuidar nuestro cuerpo es cuidar nuestro cerebro y cuidar nuestras emociones y nuestro nivel de salud emocional, es cuidar también nuestro cuerpo.
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